(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

miércoles, 7 de mayo de 2008

Sexo a la carta

De niño viví en la segunda cuadra de la calle Scipión Llona, transversal de la Av. Arequipa a la altura de la cuarenta y uno de esa vía, la pista asfaltada solo llegaba hasta nuestra casa y a continuación había un campo sembrado de maíz que en época de cosecha con las justas dejaba ver la casa hacienda de los Dapello ubicada en la misma recta a unos setenta metros de nuestro hogar, hoy la sede del Ministerio de Justicia, un poco mas lejos se encontraba una estrecha vía de nombre Paseo de la República y la linea de tranvías Lima-Chorrillos. Nuestra capital en la década de los cincuenta era una ciudad con un millón y pico de habitantes, los distritos de San Borja o el de Surco no existían y en Miraflores, a partir de la doceava cuadra de la avenida Benavides las chacras existentes le daban un toque campestre al centenario distrito, una incipiente San Juan de Miraflores era aún barriada sobre arenales y Comas congregaba la mayor migración de la sierra hacia la ciudad. No había Tv y la radio ocupaba el sitial que hoy ostenta el medio audio visual, los mocosos de mi edad escuchábamos música tropical como criolla además de sucesivas radio novelas especialmente preparadas para nuestra edad, cada medio día era imposible dejar de escuchar las increibles aventuras de Poncho negro

Aquí llega Poncho negro
el jinete mas valiente y mas audaz
con Calunga compañero
al galope acompasado de satán

Poncho negro era la versión criolla del Llanero solitario, héroe importado que en forma semanal llegaba a los kioskos de periódicos en forma de "chiste" (ahora Comics). Hasta hoy tengo fielmente grabado en mi cerebro la función dominical que fui con mi padre en un cine de Barranco donde se presentó Poncho negro y Calunga con caballos y todo, para mí fue tan imponente que lo comparo con lo que ahora deben sentir los(as) adolescentes al estar gritando medio histéricas al lado de algún ídolo musical.

Nuestras madres en la playa usaban ropas de baño que hoy serían ridículas y nosotros gomina, las compras se hacían en el Jirón de la unión donde estaban instalados los mejores almacenes de Lima, en los colegios el maltrato físico de profesores hacia alumnos era un tanto común y el autoritarismo familiar una constante, no aparecía aún el Rock y los hombres solteros saciaban su apetito sexual en burdeles, Huatica primero y Mejico después fueron los mas conocidos de la época, todos debíamos llegar ahí en algún momento de nuestra adolescencia o juventud para debutar y así sentirnos hombres o pavonearnos entre nuestros pares.

Los riesgos de contagio con una enfermedad venérea era frecuente y existían rangos en función de la acumulación de "quemadas" adquiridas, desde cabo hasta general pasando por toda la relación de grados existentes en las fuerzas armadas, el invicto (sin contagio) era un raso. Aún recuerdo mi debut en uniforme escolar con algunos compañeros y amigos, en cada transversal de las últimas cuadras de la Av. Mejico habían corralones con distintas denominaciones, el barrio de las francesas, argentinas, de las chilenas o peruanas, incluso entre estas últimas estaban las charapas, limeñas y serranas, todas se distinguían de acuerdo a su presencia y el precio que cada una de ellas cobraba, como supondrán nuestra capacidad económica era exigua y por lo tanto nuestras aspiraciones modestas, terminamos donde las limeñas (algo viejas y malgeniadas), llegamos al final de la tarde con la premisa de salir antes de que oscurezca, el temor por la gente y ambiente nos mantenía siempre juntos, al extremo que terminamos fornicando casi todos con la misma mujer, salía uno y entraba el que seguía, uno tras otro, no queríamos separarnos y tampoco era prudente; al tercer día todos nos graduamos de cabo.

Bastantes años después, nuestros hijos, protagonistas de una nueva generación evolucionaron para bien, lo común era estrenar la "herramienta" dentro su ámbito social, la enamorada, amiga especial, alguna "tia" (mujer mayor) o hasta un "planeta" logrado en noche de juerga cuando salían en grupo se encargaba de inaugurar su virilidad. La experiencia de vida que adquirí al participar de manera discreta pero activa en los avatares de mis hijos mayores y luego la propia, al divorciarme y frecuentar jóvenes contemporáneas con la edad de mis hijos me permitieron conocer de cerca a esta nueva forma de actuar de la juventud. Para ellos el burdel fue algo desconocido, la igualdad entre los sexos fue otra novedad (la mayor) que pudo comprobar, la creciente globalización los ubicó en un mundo diferente al que recorrimos los mas viejos.

Hoy me encuentro nuevamente casado y con hijos en la pubertad, una vez mas las circunstancias me ubican cerca del florecimiento sexual de jóvenes, esta vez con las actuales generaciones, las primeras del siglo XXI, aunque mis niños (capten como los considero) recién empiezan a tener manifestaciones propias o elocuentes con su sexualidad como cambios en su fisonomía a través de nuevos peinados, en las prendas de vestir o en su cuidado personal percibo que esta generación emergente actúa con mayor autonomía y libertad, los adelantos tecnológicos, una consolidada globalización y las actuales costumbres sociales me hacen presumir nuevas características que no alcanzo a descifrar con claridad, leo que existe el touch and go o sexo casual, relaciones donde prevalece el sexo sobre los sentimientos y hasta se pronostica experiencias multi sensuales de sexo virtual, la desinhibición de la juventud es notoria y el bombardeo subliminal de una sociedad globalizada orientada hacia el sexo libre confunden, es casi natural ver a niñas en poses sugerentes en su Hi5 o conocer que en Japón hay adolescentes que venden sus interiores con fluidos para beneplácito de algunos adultos. Si entre generaciones normalmente hay discrepancias insalvables calculo que en los próximos años estas serán aún mayores.

¿Se invertirán las costumbres de mediados del siglo pasado y las mujeres asumirán un rol dominante y patente liderazgo en las relaciones sexuales?.

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