(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

miércoles, 8 de julio de 2009

Jugando con barro

Con la ingenuidad del coyote en el "cartoon" compré una bomba sumergible para acuarios pensando instalarla en una poza, como deben Uds. suponer al momento de hacer pruebas de rendimiento debí aceptar el disparate cometido y reconocer mi error. Existe un popular refrán que dice "no hay mal que por bien no venga", bueno en esta oportunidad la moraleja se aplicó con creces, indagué con mas detalle sobre bombas disponibles en Lima y pude encontrar como comprar una que calza con precisión a mi necesidad.

El proyecto de armar un sistema de filtración en la pequeña poza de los gansos era indispensable, la falta de rotación del liquido elemento generaba su descomposición y consecuente mal olor, quería encontrar una solución económica, autodidacta y eficiente. Una segunda opción, mas importante aún, es mudar a los gansos para agrandar el tamaño del estanque y agregar lo que colma mis espectativas, peces ornamentales. La bomba, tres baldes de capacidad mayor de cincuenta litros, un tubo de desagüe de tres pulgadas, dos codos de la misma medida y silicona en barra completaron el material requerido, luego de mantener en su caja por tres semanas la nueva bomba por fin llegó el momento de la instalación.

Con el aporte físico de Teofilo, jardinero, albañil y compinche de mis pueriles arrebatos iniciamos la obra, un hueco de suficiente tamaño para albergar los baldes con sus tapas a ras de nivel del piso fue la primera actividad; aplanar y afirmar el fondo la siguiente; a continuación y previa presentación se marcó el lugar donde estarán los tubos que comunican los recipientes; con bastante cuidado se hicieron los cinco orificios para enseguida colocar cada envase y conducto en su lugar; tras lo mencionado toco sellar cada unión en su respectivo balde. Grande fue nuestra sorpresa al descubrir la deficiencia de la silicona escogida pero mayor nuestro asombro por lo que paso en ese momento, justo cuando estábamos descubriendo el problema llegó Eliazar, veterano cachinero, caserito desde varios años, camarada incondicional y hombre de gran bonhominia, apenas entró a casa y se percató de nuestra frustración, volvió en silencio a su carretilla y regresó con un tubo de silicona.

El envase del poliuterano tenía reseca la punta, Eliazar pidió el arco de sierra y cortó debajo del pico, aleluya, había suficiente cantidad en perfecto estado para realizar toda nuestra labor. Cual niños jugando con barro nos sentamos en el suelo y empezamos a retirar con los dedos el viscoso y negro pegamento sellador, era necesario usar las manos ya que debíamos aplicar el producto alrededor del tubo, se disponía de muy poco espacio y debía hacerse medio metro bajo el nivel del suelo, fue una ardua tarea que nos llevo muchos minutos y varias repeticiones por minúsculas fugas

Quizás en el momento que sucedieron los hechos no tuviéramos conciencia de lo que estábamos viviendo, por lo menos conmigo fue así, sin embargo días después cuando recapitulo y analizo la circunstancia o recreo el escenario descubro tras lo sucedido una suculenta muestra de solidaridad, de la amplia bondad de Eliazar, desinteresada, generosa, libre y oportuna, por otro lado las manos de Teofilo y mías llenas de silicona junto a nuestra posición agachados o sentados en medio de la tierra parecía remembrar aquellos infantiles años cuando con amigos hacíamos en la tierra del jardín rutas imaginarias para nuestros Dinky toys, aquellos maravillosos carritos de metal con suspensión incluida. Tres adultos asumiendo roles diferentes al común, en un hecho aislado e intrascendente dentro de una cotidiana circunstancia.

La manifestación de amistad, respaldo y camaradería; colaboración y participación de Eliazar es un rasgo que atesoraré con placer y cariño; la complicidad que siempre aporta en mis proyectos Teofilo es otro testimonio de confraternidad que vale destacar. Esta fue una de esas oportunidades donde miembros del genero masculino, a pesar de sus diferencias, pueden interactuar y mostrar sin remilgos sus valores con plena conciencia y libertad; con pureza y franca apertura.

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