(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

lunes, 22 de setiembre de 2025

Pájaro soñador

A finales de Julio me encontraba transitando por diferentes plataformas virtuales, en Facebook encuentro un extracto de la serie turca Erkenci Kus (Pájaro soñador). Los protagonistas Demet Ozdemir y Can Yaman en los respectivos personajes de Sanem y Yan se encuentran desarrollando una escena de romance que atrajo mi curiosidad. La increíble química que se aprecia entre los actores junto al dominio escénico de ambos utilizando la natural locación del canal del Bosforo como fondo capto mi interés para indagar sobre la trama de este audiovisual.

El personaje de Sanem provoca una inmediata conexión con el espectador, su papel como una joven ingenua, inteligente, vivaz y de personalidad arrolladora será el eje central de esta ficción,  su belleza y carisma facilitan que asuma la responsabilidad de mantener enganchados a los espectadores. Esta chica brilla en cada aparición    

Encontré en YouTube la versión traducida al castellano y desde el capítulo uno quede prendado, con inusual interés y de manera casi fanática fui devorando todos sus capítulos. Tanto me impactó el personaje de Demet que de inmediato reinicie verla por segunda vez, ahora estoy por terminar la misma y podría repetirla sin problema una vez mas. Si bien es una comedia "rosa" con pinceladas circenses Sanem es quien me provocó una adicción insospechada para seguir las aventuras y sinsabores que afronta. La serie aporta una banda sonora inmejorable, escenarios naturales esplendidos, Yaman como coprotagonista impecable, los personajes secundarios con vida propia, la dirección general y guion de primer nivel, el vestuario, casting, fotografía entre otras virtudes adicionales completan una producción de gran calidad.

Primera oportunidad que miro una serie desde el boom de las novelas brasileras en la década de los años ochentas del siglo pasado. Aunque suceda después de muchos años, la vida siempre puede brindarnos sorpresas nuevas y agradables. 


En mi caso particular me conmuevo cuando Sanem sufre, me entusiasma verla feliz, anhelo verla superarse o triunfar ante los retos que le plantean sus decisiones, disfruto en demasía su ternura. En pocas palabras me encuentro identificado con ella en cada situación que relata la historia de esta serie. 

Las afirmaciones del párrafo anterior me han revelado sensaciones que nunca en mis 76 años había sentido. Durante toda mi existencia tuve un comportamiento frio en situaciones delicadas, poco emotivo al extremo de hacer percibir en terceros indiferencia ante hechos de gravedad, un aspecto personal que no tuvo cambios desde mi juventud y ahora se han transformado de manera extrema. Esta serie me ha servido para entender el complicado estado emocional que atravieso en la actualidad (¿síndrome de Stendhal?). Sentirme vulnerable ante una historia ficticia, sentir bloqueo del habla, nudo de garganta, irrigación fulminante de mi corteza cerebral, lagrimas psíquicas positivas y negativas son manifestaciones inequívocas de la ansiedad y estrés que hoy soporto solo viendo sucesivos capítulos. Por un lado celebro experimentar estas nuevas sensaciones de emotividad pero me preocupo no poder superarlas sin apoyo profesional externo. Mi reacción negativa hacia la medicina moderna me impulsa a buscar soluciones autodidactas, ser un individuo de mediados del siglo pasado con diferente percepción del actual manejo sanitario dificulta aceptar el rumbo comercial que la salud de las personas tiene hoy.

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