(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

sábado, 7 de abril de 2012

Camila 2012

Me inspira gran simpatía y respeto la joven estudiante de Chile Camila Vallejo, su aporte y liderazgo el año 2011 durante el extenso conflicto entre estudiantes y el gobierno en su país la catapultó en el contexto mundial como una fideligna representante del pensamiento de la juventud de todo el mundo hacia los poderes en ejercicio. 

 En estos días la bloguera Yoani Sanchez intentó minimizar algunas declaraciones que realizó la joven chilena durante su visita a Cuba y a Fidel Castro, aprovechando el enorme aparato mediático de comunicación en sus manos la opositora cubana arremetió contra Camila sin medir oportunamente el peso e imagen de su circunstancial contricante; mientras las declaraciones de Sanchez se pierden o pasan al olvido el New York Times de manera implícita reconoce la importancia de Camila y dedica un destacado espacio de su publicación a la joven sudamericana, con algo de ironía pero con un texto muy definido titula "Camila Vallejo, the World’s Most Glamorous Revolutionary", le otorga una imagen "Boticcelliana", resalta su liderazgo, representación y valora su palabra al denunciar la desigualdad en la educación e injusta distribución de la riqueza en chile, indirectamente da el puntillazo final a los intentos de la cubana por menospreciar las declaraciones de Camila.

Mientras esto sucede por allá en nuestra ciudad el "chato" Hildebrandt (cuando no) intuitivo, oportuno y perpicaz resalta la figura de Sigrid Bazán Narro, lidereza estudiantel de la PUCP que en estos días enrostra la posición de los estudiantes respecto al conflicto entre El Vaticano y quienes dirigen la universidad. El astuto y visionario periodista nos muestra quien es esta joven y resalta a su género como el vigente ejecutor de las soluciones que puedan demandar sus contemporaneos.


Twitter: @santaclarino - Facebook: santaclarino@facebook.com

jueves, 15 de marzo de 2012

C. N. Z.

Cada semana el día y hora de reunión es viernes a las siete de la noche, empilchados con saco y corbata como exigen las costumbres y el destino proyectado nos reunimos en casa de Fito para iniciar nuestro periplo. Primero se revisan las direcciones o tarjetas de invitación que conseguimos durante la semana para luego elaborar la ruta que acostumbramos terminar en el quinceañero mas destacado, distritos residenciales o la presencia de una de las orquestas de moda es suficiente señal para decidir donde podemos rematar la noche. Nunca somos menos de cinco ni mas de nueve o diez, el Chévrolet 1962 del viejo de Fito es un lanchón asignado a oficiales de alto rango del ejército peruano que con holgura nos traslada y tenemos a nuestra disposición. 

Jorge, un excelente compañero y mejor amigo del colegio era quien me facilitaba datos de direcciones y/o tarjetas de invitación, fue un magnifico joven, educado, risueño y amiguero; de finos modales, muy sociable, estudioso, de buena familia y muy bien vinculado con la sociedad limeña, en resumen el candidato perfecto para la hija casadera de las señoronas de nuestra ciudad. Por lo general él recibía invitaciones adicionales para sus amigos y siempre tuvo a bien guardar por lo menos una para nosotros, aunque nunca fuimos patas o paramos juntos Jorge mantuvo siempre un comportamiento ejemplar conmigo, fue un pitucón extrañamente amable y simpático.

El método que mas usábamos para entrar a estas fiestas era sencillo, uno o mas lo hacían con sus tarjetas (cuando teníamos), efectuaban una rápida inspección y volvían a salir aduciendo olvidar algo en el auto y así asegurar su reingreso, entregaban las tarjetas a otros y nuevamente se entraba; si la seguridad en la puerta era frágil y no contabamos con invitaciones nos colábamos en mancha señalando al último como portador de las tarjetas; otra formula era buscar un conocido dentro y llamarlo para que nos haga ingresar o también enredar a quien cuidada el ingreso con alguna ingenua mentira, nunca fallamos ni tuvimos problemas que impidan nuestro ingreso. De acuerdo a la intensidad, el ambiente del tono podiamos quedarnos un buen rato o salir casi de inmediato para proseguir con nuestra ruta, eso si, la tarjeta de presentación de la C.N.Z. siempre debía quedar sobre la torta o en el centro de mesa del buffet.

Corporación nacional de zampones cuyas siglas son C.N.Z. fue un inocente movimiento cuya única función era meterse sin invitación a cuanta fiesta de quince años se celebraba en Lima, durante dos o tres años recorrimos los mejores ( y otros no tanto) quinceañeros de la ciudad, ahí bailamos, conocimos gente, nos divertimos y sentimos vivir a plenitud nuestra adolescencia superando las ingenuas medidas de seguridad, hasta fuimos reconocidos por algunos miembros de las orquestas que al vernos anunciaban nuestra presencia, era un toque de distinción para nosotros que incluso también lo consideraban algunas dueñas del santo, que la C.N.Z. estuviera en su fiesta sugería popularidad.
 

Carlo Berscia y Los Mulatos del Caribe como Los bastantes o Gatopàrdos son nombres que ahora vienen a mi memoria, fueron respectivamente las dos orquestas de moda en los sesenta y nuestros directos competidores en las juveniles lides que protagonizamos. Al recordar esos momentos, lugares o circunstancias retrocedo en el tiempo y añoro con bastante nostalgia los deliciosos años de la adolescencia, las libertades que pudimos ejercer, que supimos aprovechar sin provocar daño ni violencia; evoco también una Lima que no llegaba mas alla de Chorrillos por el sur, La Victoria hacia el centro y un naciente Comas rumbo el norte, con poco mas de dos millones de habitantes y una sociedad plagada de costumbres conservadoras. Finalmente refresco pensamientos sobre retos y proyectos personales además de un mundo nuevo por descubrir como conquistar.


Twitter: @santaclarino - Facebook: santaclarino@facebook.com

miércoles, 7 de marzo de 2012

Tu no son preocupas

El otoño del 64 empecé a relacionarme con dos manchas en el Olivar de San Isidro, amigos comunes que frecuentaba durante las vacaciones escolares en Ancón facilitaron la conexión e integración con estos nuevos amigos. En estos flamantes vínculos debí aprender el uso de distintas pautas de convivencia renovando así las utilizadas hasta ese momento en el limitado espacio de vecinos y amistades dentro del ámbito de la cuadra de mi casa. En estos barrios también pude nutrirme de experiencias que sin duda ayudaron a formar como definir mi incipiente personalidad. 

Sin existir relación entre ellos los dos grupos compartían el bosque de olivos del residencial distrito limeño ubicándose cada uno en extremos opuestos del parque. En razón del punto de encuentro eran conocidos como Monserrat y República. El nombre de una reconocida pastelería manejada por una familia de origen español (Montserrat) cerca de la Iglesia Virgen del Pilar como la denominación de la calle donde vivían los hermanos Ruiz, indiscutibles lideres del otro punto de reunión originó respectivamente los calificativos que nosotros mismos usámos para identificarnos. En los dos sitios ejercimos un código de patas de barrio que hoy no es fácil encontrar o escasamente se practica.

Personajes de todo calibre y calidad transitaron en los dos lugares, si bien la mayoría paticipaba en forma permanente otros como el suscrito llegaban o reaparecían de manera eventual. Durante los años que compartimos juntos tuvimos una mutua convergencia de errores o triunfos, fuimos camaradas en peligrosas aventuras e inolvidables palomilladas, protagonistas de estruendosas desilusiones en el arte de la seducción o notables conquistas que motivaron repetidas conversaciones; maduramos con virtuosas muestras de integridad o siendo testigos de lamentables desgracias; participamos en riesgosos acontecimientos al borde de la ley u otros que acabaron en fatal destino. Fueron imborrables circunstancias que guardo entre los recuerdos que perduran y son aún considerados referentes de vida. Hoy, sin perder la esencia, el valor del antiguo vínculo que tuvimos mantengo fluido contacto con algunos miembros de esa hermandad en tanto, salvando excepciones, puedo recuperar en instantes el espíritu de la relación con quienes eventualmente vuelvo a ver.

Perita, Macucho, Fito, Pacocha, Loco, Zorro, Chato, Moñi, Gringo y Chino; Orejón, Goyo, Perón, Tito, Negro, Ciego, Jetón, Charlie, Nancho o Gato son algunos apelativos que usábamos para identificarnos. En cada lado habían gatos sin embargo el de República fue un personaje que en estas lineas quiero exaltar como resaltar por su singularidad, además también permite mostrar con claridad alguno de los códigos de amistad referidos en el párrafo inicial. 

Gato Felix fue un sujeto sumamente especial, era un individuo extraño, introvertido, solitario y burdo, muy rústico e inexpugnable. Su nombre de pila era precisamente Félix, tenía marcados rasgos felinos en el rostro y cuerpo de gruesa contextura, hijo único de un par de excéntricos ancianos que criaban decenas de gatos en una pequeña casa recargada de adornos y llena de ambientes oscuros frente al bosque del Olivar. Este Gato fue un empedernido solitario con una enorme pasión por los autos y la velocidad, reconocido mecánico que trabajó durante muchos años en el taller de Enrique Bradley (el piloto de carreras y mecanico mas famoso de la época) además de estrafalario portador de un risible, insólito como peculiar y extraño léxico, costaba entenderlo y nunca pude resolver si lo hacía en forma natural o forzada. Tu no son preocupas por decir no se preocupen es un ejemplo que ahora recuerdo de su grotesco uso del lenguaje.

Marginar, discriminar o menospreciar eran términos inexistentes, cada miembro del barrio incluido y aceptado por el conjunto era considerado y respetado siempre, por todos, no importaba la actividad, frecuencia de participación, edad o carisma; el caracter, madurez, costumbres o temperamento; la solvencia; el perfil o inteligencia, nada justificaba o era pretexto de segregación, el aprecio hacia todos era fundamental, además siendo ejercido con notable naturalidad por los líderes siempre fue un precepto inviolable. La lealtad, compañerismo y admisión sin reticencia son valores que aprendí y están sellados como consagrados para siempre con mis amigos. 

Que diferencia con los jovenes de hoy, inmersos en su propio, reducido espacio frente a una pantalla, en gran mayoria relacionandose de manera virtual siguiendo patrones no necesariamente nativos o naturales que son dictados o sugeridos por personas foraneas o de costumbres como culturas de otras latitudes. Estarán los muchachos perdiendo la fibra de su origen, en unos años veremos un comportamiento homogeneo en toda la juventud occidental del planeta, habrán intereses de terceros para alienar esta moderna juventud que llega libre y el sistema la vuelve parametrada. Podría seguir preguntando sin encontrar respuestas satisfactorias aunque no podemos negar que el mundo para los jovenes de hoy y futuro próximo parece impredecible.



Twitter: @santaclarino - Facebook: santaclarino@facebook.com