(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

martes, 11 de abril de 2006

Vivir la vida

A pesar de los oscuros sinsabores que a menudo nos endilga la vida recorro estos cincuenta y siete años de edad con auténtico optimismo, una razonable salud e íntima vocación de satisfacer un espíritu entre voluble y aventurero impulsan a consagrar esta existencia en una constante búsqueda de nuevos horizontes, la expresa y aún constante necesidad de aprender, realizar, satisfacer o demostrar respectivamente los oficios, sueños, ego y/o capacidad personal revelan un afanoso carácter al que debemos agregar un perfil autodidacta tardíamente comprendido. El combustible que hoy promueve estos enjutos ideales es la estupenda familia que establecí con Maricarmen, joven y emprendedora mujer que junto a Mario y Sophie, dos espléndidos niños que no conocen la pubertad iluminan mi presente y enfocan nuestro porvenir.

Nuestras contemporáneas costumbres denominan a quien llega a sesenta años adulto mayor, por referencias de personas que superan ampliamente la cifra mencionada es a los setenta cuando la vitalidad o entusiasmo decrecen, es el momento donde se pronuncia la curva descendente de nuestra vida, tanto en lo físico como mental, pareciera además que con la edad los objetivos se reducen y las metas se hacen mas distantes. Ser consciente de esta realidad limita el tiempo disponible para nuevas perspectivas a poco mas de dos lustros.

Tomando en cuenta lo mencionado se debe definir con minuciosidad el o los objetivos trazados, saber reconocer nuestra real capacidad y con escrupulosa sensatez seleccionar el proyecto por desarrollar, debemos tener en cuenta que esta decisión podría ocupar el resto de tiempo disponible o útil.
Es una constante que aparece y reaparece en mi mente, planeo aspectos concretos cada vez que aflora, aunque en esta oportunidad las condiciones favorecen su desarrollo tengo la percepción que puede llevar algún tiempo concretar lo anhelado y un poco mas lograr su maduración.
¿Mancora, alla voy?

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