Esta hermosa película del italiano Mario Monicelli relata las desventuras de un grupo de frustrados ladrones, realizada en 1958 fue conocida también como Rufufú o I soliti ignoti.
Tuve oportunidad de verla en 1967 por sugerencia de mi entrañable amigo el “ciego” Durand, tanto me impacto esta cinta que significó el inicio de una prolongada relación, casi pasión, que tuve por algo mas de venticinco años con el cine italiano. Monicelli plasma en esta película su visión de los valores éticos en la sociedad italiana de la post guerra, pocos cineastas pueden transmitir de manera tan categórica lo que se proponen, es una de las primeras obras del cine neorealista itálico y pilar fundamental de esa corriente cinematografica. A pesar de mostrar el lado mas oscuro de esa sociedad sobresale el espíritu que el director pone a cada interprete, son personas humildes e ignorantes, torpes o vulgares, pero Monicelli imprime en ellos una filosofía de vida que trasciende y deja en los espectadores la enseñanza de siempre intentar encontrar esa esquiva felicidad o renuente éxito, de mirar la vida y el mundo con simpleza o certidumbre.
Esta introducción, recuerdo y remembranza viene a mi mente por una circunstancia de vida que pone en cierta medida el futuro de mis bienes en manos de terceros, no tener el control ni la capacidad de hacer prevalecer condiciones a pesar de tener la potestad de hacerlo me ubica como los personajes de la película y solo puedo mirar el porvenir con buena cara e ingenua confianza.
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Tuve oportunidad de verla en 1967 por sugerencia de mi entrañable amigo el “ciego” Durand, tanto me impacto esta cinta que significó el inicio de una prolongada relación, casi pasión, que tuve por algo mas de venticinco años con el cine italiano. Monicelli plasma en esta película su visión de los valores éticos en la sociedad italiana de la post guerra, pocos cineastas pueden transmitir de manera tan categórica lo que se proponen, es una de las primeras obras del cine neorealista itálico y pilar fundamental de esa corriente cinematografica. A pesar de mostrar el lado mas oscuro de esa sociedad sobresale el espíritu que el director pone a cada interprete, son personas humildes e ignorantes, torpes o vulgares, pero Monicelli imprime en ellos una filosofía de vida que trasciende y deja en los espectadores la enseñanza de siempre intentar encontrar esa esquiva felicidad o renuente éxito, de mirar la vida y el mundo con simpleza o certidumbre.
Esta introducción, recuerdo y remembranza viene a mi mente por una circunstancia de vida que pone en cierta medida el futuro de mis bienes en manos de terceros, no tener el control ni la capacidad de hacer prevalecer condiciones a pesar de tener la potestad de hacerlo me ubica como los personajes de la película y solo puedo mirar el porvenir con buena cara e ingenua confianza.
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