(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

miércoles, 25 de julio de 2007

Dolencias, angustias y un par de reflexiones

Son días difíciles en el núcleo familiar, inclusive hasta hoy, desde la semana pasada y de manera consecutiva nuestros hijos han puesto en "jaque" la tranquilidad del hogar, empezó con la menor, llega del colegio con una fiebre muy alta que luego de la oportuna atención medica se diagnostica como una severa faringitis, el contagio a su hermano fue sibilino y progresivo, al cabo de varios días desencadeno en una crisis asmática que esta vez mostró su peor faceta, nuestro niño en el hospital, un trance que aún no termina y angustia general del entorno familiar. La positiva evolución de la enfermedad lograda por la responsable, eficiente y generosa entrega del personal que trabaja en el Hospital Carlos Alcantara Butterfield del Seguro Social peruano aseguran una inminente alta o curación.


Los que frecuentamos el servicio de salud peruano conocemos sus deficiencias y las dificultades de la entidad para satisfacer las demandas de sus pacientes, es común observar en la zona de consultas ambulatorias asperas discusiones entre el personal a cargo del servicio y los asegurados, sin embargo cuando se ingresa al área de hospital el panorama o perspectiva se transforma, es otro; la gentileza, buenas maneras, entrega y profesionalismo invaden el ambiente y se "respira" sosiego y calma, esperanza u optimismo.



Una reflexión que aparece sin necesidad de escarbar dentro de nuestros pensamientos es la sobre-dimensión que el estado (o gobiernos de turno) tienen y han tenido con esta entidad, los políticos ofrecen y dictan leyes o normas para ampliar el servicio de salud e incluir en ella a mayor población sin embargo no incrementan los recursos financieros que permitan cumplir sus objetivos, la necesidad de cumplir promesas o ganarse votos en futuras elecciones los empujan a actuar de manera irresponsable y antipatriota perjudicando no solo a la entidad referida sino a todos los asegurados del país; sin conocer a fondo el problema me doy cuenta que un incremento del presupuesto anual de salud destinado al servicio ambulatorio que brinda el Seguro Social del Perú puede aliviar de forma definitiva el atolladero creado por ellos mismos. Una segunda consideración esta referida a los esfuerzos que deben hacer los profesionales a cargo de los hospitales para mantener el positivo clima referido al final del segundo parrafo. Bien por ellos.

No hay comentarios.: