(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

miércoles, 19 de setiembre de 2007

Abuelo II

Después de las felicitaciones, sentimientos de dicha y cabal alegría por la reciente llegada de Valeria, tras los necesarios cambios en hábitos de vida en casa de los nuevos padres, de ajustes de último momento para corregir o perfeccionar el mobiliario y enseres comprados para la flamante beba la rutilante novedad deja paso a la cotidiana realidad, cada quien prosigue su "andar" mientras en la intima introspección de cada noche reviso hechos, actitudes y comportamientos de los actores directos e indirectos del feliz suceso.

Otra vez asoman los demonios en mi cabeza y ponen "sobre el Tapete" las inesperadas como sorprendentes acciones de algunos miembros o personas vinculadas a la familia. En primer lugar el remordimiento, aceptación de culpa y expresión publica de disculpa ofrecida ante la matrona por infortunados hechos anteriores me hacen reflexionar y meditar, no por la franca o conveniente actitud de quien la propuso sino por la forma como fue recibido por el resto de nosotros, escepticismo general que no sorprendió junto a posteriores y comentadas hipótesis sobre la razón que alentó esa actitud.
La reiterada indiferencia y poca emotividad expresada por Junior confirma la percepción particular de la soledad que también invade la siquis del aludido, es la enésima manifestación en ese sentido y probablemente recibiré la misma respuesta ante la necesaria confrontación que debo hacer (en el buen sentido).
El ejemplar comportamiento del novel padre, amoroso con su esposa e hija, consecuente con su nueva responsabilidad y deslumbrado por su nueva situación.
La desbordada felicidad de los bisabuelos, demostrada con creces a cada momento por el nacimiento de un miembro familiar de cuarta generación.
La rabia contenida que almacenaba y rebrotó cuando me enteré del nacimiento me hizo meditar en profundidad, era preciso resolver mi confusión y encontrar las razones que hicieron aflorar ese sentimiento, hoy tengo la certeza de conocer el porqué, para conocimiento de los lectores puedo indicar que encontré respuestas satisfactorias y ninguna tiene vinculo con la bebe o sus progenitores.
La familia del yerno con mucha diplomacia y mayor elegancia supo ubicarse, en la clínica estuvo cuando fue necesario y con discreción nos dejo solos cuando se requería.
Me preocupa la dependencia y sometimiento de mi hija, la sobre protección que recibe puede afectarla en el futuro y comprometer tanto a ella, su hija como a su matrimonio.

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