(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

viernes, 21 de setiembre de 2007

Chino de risa II

Quienes hoy deben estar chinos de risa son los detractores del "chino", es decir las Ong´s vinculadas a derechos humanos que acogieron el tema como propio, los familiares de los desaparecidos que con estoicismo mantienen vigente su reclamo y por cierto buena parte de la población que considera a Fujimori responsable. El Estado representado por el gobierno del Apra asumió y aún ahora mantiene una tibia actitud de indiferencia, su argumento de trasladar la responsabilidad del asunto al poder judicial no deja de ser veraz pero probablemente refleje los temores de ese partido ante las olvidadas o postergadas acusaciones contra su presidente (Alan García) por acusaciones semejantes.

Ahora Fujimori, sus allegados políticos y familiares tienen que asumir un decisivo rol para defender en tribunales como en medios políticos los casos admitidos. La decisión de la Corte Suprema de Chile para aceptar la extradición del ex presidente bajo dos cargos contra derechos humanos y cinco mas de corrupción de un total de trece planteados por la justicia peruana pone al peruano japones en una situación muy comprometida, fue un duro golpe para los fujimoristas pero también es una remota oportunidad para el acusado de ser, otra vez, protagonista de la vida política peruana.

Tomando en cuenta los antecedentes del poder judicial (sic) y específicamente de este caso existe escepticismo respecto al desarrollo de un juicio justo, honesto y estrictamente de orden judicial, puedo elucubrar sobre el último párrafo del segmento anterior e intuir que Fujimori tratará de sacar provecho de la condición de reo que ahora carga sobre sus espaldas, puede (¿podrá?) incriminar personajes vinculados al poder económico, político o social con información reservada y así negociar, obtener réditos políticos o hasta salir libre de culpa en alguno de los cargos que tiene. Revertir los hechos para encumbrar al ex presidente en una posición expectante de la política es una posibilidad con mucha menor probabilidad pero tampoco debemos desestimarla.

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