El alcohol etílico es la sustancia psicoactiva de mayor consumo en el mundo. De acuerdo con el informe mundial sobre el consumo de drogas de la ONU de 2004, se estima que en el mundo cerca de 2.600 millones de personas lo consumen ya sea en forma ocasional, habitual, abusiva o adictiva.
Por razones de índole personal he dejado de beber desde principios de este nuevo siglo, fue una decisión que fue madurando en mi conciencia por varios años y recién se plasmo en el momento referido, debo reconocer que en forma eventual aún hoy puedo hacer un brindis o refrescarme con un vaso de cerveza bien helada cuando el calor y/o la circunstancia lo justifican pero siento que tengo control y determinación para no excederme.
Inicié el consumo de alcohol en mi adolescencia, aunque lo hacia de manera eventual fue una constante que acompaño mi vida, como se acostumbra decir era un bebedor social. Ron, Pisco, Whisky, Vodka o cerveza eran algunos de los predilectos, casi siempre en compañía de distintos "amigotes" frecuentados en el transcurso de la vida, lo agravante es que en múltiples oportunidades se hizo de manera desmedida. Probablemente esa fue y es la razón que hoy mas estimula mi aversión al "trago" además de una infeliz experiencia en mi cumpleaños numero cincuenta y tres, fue determinante, no por el abuso de alcohol que de hecho se realizó sino por las consecuencias de actos realizados durante esa circunstancia, el maltrato de orden emocional que ese día infringí a un entrañable amigo genero un distanciamiento entre ambos y un gran remordimiento que aún hoy no puedo superar.
Hecho el descargo y asimilación de responsabilidad quiero mencionar la contradicción que existe entre lo que la mayoría cree sentir cuando bebe con otros individuos y la realidad, anoche mismo fui testigo y objeto de lo que expreso. Fue en la graduación de estudios primarios de mi hija menor, se organizó un evento con participación de las familias, nos reunimos todos en un local para celebrar el acontecimiento, en nuestro caso particular compartimos mesa con los padres de una compañera de mi niña, departimos por espacio de varias horas solo con el brindis inicial (protocolar), conforme fue avanzando la hora y la ceremonia iba en progreso la mayoría de mesas acumulan botellas vacías, rebosaban cervezas mientras la nuestra lucía algo lánguida solo con algunas gaseosas, en otro lado algunos padres arrinconados charlaban junto a la pared, no paraban de tomar, alguno de ellos intento hacernos participar pero ante nuestra negativa se retiro cortesmente, al cabo de unos minutos eramos centro de indirectas miradas y, supongo yo, de comentarios por nuestra actitud, pareciera que nuestra abstemia posición nos aislaba y distinguía.
Porque en nuestra sociedad es tan difícil aceptar que algunos no toman o lo hacen de manera recatada, porque no tomar es sinónimo de desadaptación cuando podría ser considerado al revés, porque algunos creen que tomar es participar y no hacerlo es alejarse. Quizás algunos lectores puedan asumir que mi percepción esta cargada de pesimismo por la "depre" que acostumbra aflorar en mis reflexiones pero no podrán negar que gran parte de las personas se comportan como describo.
Inicié el consumo de alcohol en mi adolescencia, aunque lo hacia de manera eventual fue una constante que acompaño mi vida, como se acostumbra decir era un bebedor social. Ron, Pisco, Whisky, Vodka o cerveza eran algunos de los predilectos, casi siempre en compañía de distintos "amigotes" frecuentados en el transcurso de la vida, lo agravante es que en múltiples oportunidades se hizo de manera desmedida. Probablemente esa fue y es la razón que hoy mas estimula mi aversión al "trago" además de una infeliz experiencia en mi cumpleaños numero cincuenta y tres, fue determinante, no por el abuso de alcohol que de hecho se realizó sino por las consecuencias de actos realizados durante esa circunstancia, el maltrato de orden emocional que ese día infringí a un entrañable amigo genero un distanciamiento entre ambos y un gran remordimiento que aún hoy no puedo superar.
Hecho el descargo y asimilación de responsabilidad quiero mencionar la contradicción que existe entre lo que la mayoría cree sentir cuando bebe con otros individuos y la realidad, anoche mismo fui testigo y objeto de lo que expreso. Fue en la graduación de estudios primarios de mi hija menor, se organizó un evento con participación de las familias, nos reunimos todos en un local para celebrar el acontecimiento, en nuestro caso particular compartimos mesa con los padres de una compañera de mi niña, departimos por espacio de varias horas solo con el brindis inicial (protocolar), conforme fue avanzando la hora y la ceremonia iba en progreso la mayoría de mesas acumulan botellas vacías, rebosaban cervezas mientras la nuestra lucía algo lánguida solo con algunas gaseosas, en otro lado algunos padres arrinconados charlaban junto a la pared, no paraban de tomar, alguno de ellos intento hacernos participar pero ante nuestra negativa se retiro cortesmente, al cabo de unos minutos eramos centro de indirectas miradas y, supongo yo, de comentarios por nuestra actitud, pareciera que nuestra abstemia posición nos aislaba y distinguía.
Porque en nuestra sociedad es tan difícil aceptar que algunos no toman o lo hacen de manera recatada, porque no tomar es sinónimo de desadaptación cuando podría ser considerado al revés, porque algunos creen que tomar es participar y no hacerlo es alejarse. Quizás algunos lectores puedan asumir que mi percepción esta cargada de pesimismo por la "depre" que acostumbra aflorar en mis reflexiones pero no podrán negar que gran parte de las personas se comportan como describo.
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