(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

miércoles, 2 de enero de 2008

Entre la espada y la pared

Allá por la década del cincuenta en el siglo pasado, ufff..., cuando aún era hijo único y niño mimado, de manera reiterada mi padre resumía y signaba la vida como dura, fría e impredecible, proclamaba en forma constante la importancia de contar con preparación académica y la necesidad de especializarse en alguna actividad, destacarnos en relación a terceros y dar lo mejor que podamos para así afrontar de mejor manera los tropiezos que puedan surgir durante nuestra existencia, no se cansaba de repetir sus consejos y perseveró por muchos años tratando de imbuir en la conciencia de cada miembro de la familia su formula. El era un empleado del fenecido Banco Central Hipotecario del Perú y de manera opcional hacía trabajos de corretaje (Bienes raíces), aprovechó su espíritu emprendedor y ambición de lograr mayores ingresos para trabajar con ahínco y poder brindarnos una vida mas placentera. Recuerdo vividamente que con relativa frecuencia llegaba a casa en un vehículo nuevo, no de tienda pero tampoco con mas de dos o tres años de antigüedad, su mayor satisfacción, casi su pasión, era poder cambiar con cierta regularidad su auto (¿de ahí vendrá mi afición a los "fierros"?), vimos así en nuestro garaje una serie de distintos automóviles, desde el Mercury 56 o Impala 58, 60, 61 y 63 hasta el Ford Falcon 64 y 65 entre otros mas.

Entre otros los términos globalización y neoliberal, APEC, OPEP o G8 no eran conocidos esos años y menos de uso común en jerga periodística o foros internacionales, tampoco en centros de estudios superiores o medios empresariales, mas bien la denominada Guerra fría y Carrera armamentista era lo que copaba el escenario mundial, el mundo giraba alrededor de estos dos conceptos. En ese panorama solo las naciones desarrolladas tenían cabida y protagonismo, los tercermundistas (como se denominaba a los países pobres) solo eran espectadores mudos que se sometían y recibían migajas o excedentes de los primeros mencionados, precisamente la necesidad de ampliar mercados para mantener sus indices de crecimiento hizo que estos países industrializados nos consideren y paulatinamente acepten insertarnos.


Hoy el mundo está sometido, cercado y gobernado por quienes imponen esas recetas, los que discrepan solo alcanzan a pregonar su punto de vista, no tienen capacidad de desarrollar sus planes salvo que rompan con el sistema y se aíslen (imposible, verdad), en otras palabras estamos entre la espada y la pared, si nos adecuamos podemos socializar, negociar e incluso crecer y lucrar, sin embargo cuando obtengamos el tamaño o poder capaz de corregir o modificar reglas (si llegamos a ese nivel) seremos absorbidos y desmenuzados por Monstruos económicos o financieros, los que no se alinean o someten a las reglas impuestas simplemente son ignorados y hasta proscritos del sistema.
Existen excepciones en ámbitos de orden empresarial que dejan vislumbrar una luz al fondo del túnel, el caso de la empresa peruana Ajegroup es un ejemplo, creció de forma explosiva y tiene presencia en países de centro y sudamerica así como Asia, aunque creo comprender y reconocer que esta es una, la excepción que confirma la regla. (además dicen los "mal pensados" que esta empresa creció de manera desmedida por su condición de ser agente lavador de dinero que proviene del narcotrafico).

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