(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

jueves, 12 de junio de 2008

Urbano de alma rural

Desde siempre viví en la ciudad, toda mi niñez y los años que fui soltero lo hice bajo el amparo del hogar familiar en el emergente barrio de Miraflores, distrito de clase media que ahora concentra y expone la expresión cultural y comercial mas importante de la capital. En el transcurso de mi primer matrimonio la situación se "gitanizó", conforme la situación económica mejoraba en la nueva y joven familia recién formada, mudamos de casa en casa pero siempre manteniendo nuestra vivienda dentro del casco urbano. Las costumbres adquiridas, características de personalidad, actitud frente a la vida o forma de encarar problemas tuvieron una fuerte influencia del entorno, lo urbano o ciudadano marco tendencias, estilos o procedimientos; acervo y clase, por lo menos es lo que en esos años intuía y ahora con certeza confirmo.

Sentía algo especial cuando salia de la ciudad, una íntima y personal conexión con el campo se plasmo y perduro en el tiempo, a pesar de mi formación burguesa sentía y aún hoy siento bastante afinidad con lo rural. Esos años con suma frecuencia visitaba amigos muy cercanos que residían en el valle de Huaral, provincia situada al norte de Lima con importantes áreas dedicadas a la agricultura, el vinculo laboral con la tierra les venía de familia y ellos continuaban con ese legado, se mantenían frente a sus tierras atendiendo heredados negocios familiares. En cuanto disponía de tiempo los visitaba, incluso por varios años organicé mi vida para estar la mayor cantidad de tiempo posible entre ellos, en realidad sentía una fuerte atracción por lo campestre, la forma de pensar de quienes viven ahí o el permanente contacto que existe con la naturaleza; el vínculo con seres del reino animal u organismos vegetales y la ancestral relación del hombre con el sol, tierra y agua.

Tan significativa fue la comunión entre lo silvestre conmigo que ahora vivo en las afueras de la ciudad, en una rústica casa de campo y con personales anhelos de mantener, de aferrarme a esta forma de encarar la vida, con intención de alejarme aún mas de la ciudad y buscar algún espacio frente al litoral o rodeado de vegetación. Existe un conflicto personal por la edad de mis menores hijos del segundo matrimonio a quienes no puedo privar de una formación con influencia de la ciudad, el bombardeo subliminal que hoy los jóvenes reciben de parte del sistema les hace ambicionar su futuro dentro de un núcleo urbano y no me parece todavía prudente aislarlos de ese contexto. La saturación actual de los centros urbanos, sus deficiencias o creciente peligrosidad así como la tendencia a empeorar ese rumbo reafirma mis convicciones, quiero pasar de ser un urbano de alma rural a un bucólico con espíritu ciudadano, ojala pueda cumplir este objetivo sin dañar el necesario desarrollo de mis chicos.

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