(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

sábado, 24 de julio de 2010

189 aniversario

Al terminar un nuevo año de esta etapa republicana nada parece cambiar, a pesar que nos aproximamos al bicentenario en circunstancias de supuesto progreso, eficiente manejo presupuestario y real crecimiento en reservas monetarias los triunfales anuncios que hace el gobierno sobre un marcado bienestar económico y promisorio futuro no cuajan en la población, suenan falsos. Un estado envanecido que vende ilusiones como hacen quienes manejan la industria cosmética intenta convencerse y hacernos creer que ejecuta una gestión eficiente sin tomar en cuenta que administra las distintas instituciones del estado manteniendo metodologías propias del siglo pasado, esas que en base a su ineficiencia, desorden y obsolencia solo estimulan la corrupción.

Basta salir a barrios periféricos de la capital, del cono urbano de Lima para encontrar compatriotas que viven en situación de extrema pobreza, de total abandono y sin los servicios básicos que una nación o estado debe brindar a sus connacionales. Salud, seguridad, respeto, autoridad, infraestructura son tópicos fundamentales que el gobierno ni siquiera puede atender con la debida eficacia en la ciudad capital. Si trasladamos el tema al resto de la nación la situación se agrava, la presencia del estado en extensas áreas del país es irrelevante, inexistente o enquistada de corruptelas.

La deficiente distribución de la riqueza es el principal problema del Perú, los segmentos económicos con definido poder de coacción son los únicos favorecidos en desmedro del resto de nacionales, el poder económico rige al político como fue en el pasado y probablemente siga en el futuro, como es en la región y como no, el resto del planeta. Naciones emergentes como la nuestra requiere de lideres nacionalistas e inteligentes, astutos y capaces de encontrar el equilibrio que permita un mejor reparto del patrimonio logrado con el esfuerzo de sus habitantes y los recursos naturales de su geografía; si no lo hacemos ahora más adelante lamentaremos esta inercia.

4 comentarios:

Susana Peiró dijo...

Hay fechas que son clave e invitan a detenernos y evaluar. Para tu patria son 189 años y en nuestro caso, estamos de bicentenario (o algo parecido, ya que algunos de nosotros no coincidimos con la fecha)

El punto es que tenemos mucho en común, comenzando por la deficiente distribución de la riqueza y una periferia de las principales ciudades abandonada a su suerte.

Muchas veces me pregunto -al escuchar los discursos políticos- si acaso estas gentes no sienten el peso de la historia, la obligación que les imponen sus mayores y sus contemporáneos.

Un abrazo Amigo!

Carlos Caillaux dijo...

Susana, también intento comprender y encuentro otras respuestas, la falta de oportunidad, de caracter o voluntad; el interés partidario, de grupos económicos o presiones internacionales; la falta de preparación, inexperiencia o el lastre dejado por nuestros ancestros.

Mi estímada, salud y pronta reactivación blogera.

RBC dijo...

Efectivamente, como escribe Susana, tenemos mucho en común. Ahora que estoy por España veo que la política no difiere en mucho o casi nada de la nuestra, las mismas discusiones, la retórica, las promesas......de todos modos, esperemos y tengamos una visión más optimista, no perdamos el ánimo y las espectativas realizables un día, cada día.

abrazoss

Carlos Caillaux dijo...

Estimada RBC, veo que celebra sus fiestas patrias por todo lo alto, provecho.
Por lo que puedo leer en todo el planeta no hay gran diferencia en los modos, estilos o cualidades de quienes participan en política, ¿Quizás la raiz común de nuestros pueblos nos condena?. Habría que indagar mejor que sucede en el ámbito de Europa u Oriente aunque mirando desde aquí (Lima) no encuentro mayor diferencia.