La intrínseca onmipotencia del oso en el ámbito que subsiste, su poder o dominio sobre todos los animales que comparten su hábitat y la innata fiereza que exhibe hacen de esta criatura un ser sumamente peligroso. Sus poderes olfativos casi sobrenaturales, el enorme peso en su adultez y la increíble agilidad en su desplazamiento optimizan su agresividad sin embargo, una eficaz y focalizada aplicación de gas pimienta en su nariz lo paraliza, aturde y hace huir, la excelsa sensibilidad de su olfato en estas circunstancias le juega una mala pasada.
Moraleja: El tamaño, fuerza y agresividad no hace invencible al oso.
Moraleja: El tamaño, fuerza y agresividad no hace invencible al oso.
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