(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

martes, 14 de agosto de 2007

La garra del oso

La intrínseca onmipotencia del oso en el ámbito que subsiste, su poder o dominio sobre todos los animales que comparten su hábitat y la innata fiereza que exhibe hacen de esta criatura un ser sumamente peligroso. Sus poderes olfativos casi sobrenaturales, el enorme peso en su adultez y la increíble agilidad en su desplazamiento optimizan su agresividad sin embargo, una eficaz y focalizada aplicación de gas pimienta en su nariz lo paraliza, aturde y hace huir, la excelsa sensibilidad de su olfato en estas circunstancias le juega una mala pasada.

Moraleja: El tamaño, fuerza y agresividad no hace invencible al oso.

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