Hace una par de días fallece en su casa de Módena el tenor italiano Luciano Pavarotti, su cuerpo es velado en la catedral de la ciudad y el entierro será mañana sábado ocho de Setiembre en el cementerio de la misma localidad junto a sus familiares mas cercanos, miles de personas acuden a rendir un postrer saludo a este personaje. Las indiscutibles virtudes y atributos musicales del tenor quedan para el recuerdo mientras diferentes medios de comunicación masiva propagan sus últimas presentaciones y los acontecimientos relativos a su sepultura.
La semana pasada se cumplió el décimo aniversario del fallecimiento de la Princesa Diana de Gales, el lugar del fallecimiento en París y el palacio de Kensington donde era su domicilio nuevamente se llenaron de flores, residentes de ambas ciudades recordaron la fecha y homenajearon así a la princesa, hubo diferentes ceremonias, las oficiales incluso con participación de la familia real y otras particulares, no menos importantes, como la de la familia Al Fayed. La televisión nacional y extranjera dedicó programas especiales y trasmitió a nivel mundial (occidental) los actos realizados por estos diez años de su fallecimiento.
El culto a la personalidad es un termino que se empieza a acuñar en política durante la segunda mitad del siglo XX, lo actualiza e instala en el lenguaje popular de todo el mundo Nikita Kruschov durante un congreso comunista en Moscú cuando denuncia a Stalin por la violación de normas de liderazgo colectivo y por el culto a la personalidad orientada hacia él mismo.
Es desde el renacimiento que realmente aparecen estas reverencias pero se consolidan con mayor claridad en el siglo XIX, en forma inicial estaba dirigido a la genialidad de los artistas. Pinturas, retratos o esculturas de manos y rostros de los mas destacados artistas de diferentes épocas aparecen y son objeto de veneración.
En nuestra era el culto a la personalidad está globalizado, existen iconos de todo orden y tipo, algunos se mantienen "en el pico de la popularidad" (como el estribillo del Dr. Sarava) incluso después que mueren mientras otros aparecen y se esfuman con la rapidez de un click. Deportistas, intelectuales, artistas o políticos, ciudadanos comunes, periodistas o niños, todos estamos expuestos o en posibilidad de ser elevados a la categoría de iconos y ser el centro de atención del resto de mortales, algunos le llaman los quince minutos de fama que cualquiera puede alcanzar haciendo algo inusual o extraordinario.
Hoy que la globalización plantea un nuevo orden de cosas o valores, que el Internet aglutina millones personas de diferentes países en todo el planeta y que la televisión está enquistada en los hogares de todo el mundo, la determinación u orientación sobre nuevos iconos la tienen quienes manejan estos sistemas, individuos o seres en su mayoría construidos por el marketing o coyunturas circunstanciales rigen tendencias, costumbres o modas, intereses comerciales u otros de orden indefinido son los que impulsan o disuelven estos personajes mientras la humanidad muchas veces observa y participa sin comprender.
La semana pasada se cumplió el décimo aniversario del fallecimiento de la Princesa Diana de Gales, el lugar del fallecimiento en París y el palacio de Kensington donde era su domicilio nuevamente se llenaron de flores, residentes de ambas ciudades recordaron la fecha y homenajearon así a la princesa, hubo diferentes ceremonias, las oficiales incluso con participación de la familia real y otras particulares, no menos importantes, como la de la familia Al Fayed. La televisión nacional y extranjera dedicó programas especiales y trasmitió a nivel mundial (occidental) los actos realizados por estos diez años de su fallecimiento.
El culto a la personalidad es un termino que se empieza a acuñar en política durante la segunda mitad del siglo XX, lo actualiza e instala en el lenguaje popular de todo el mundo Nikita Kruschov durante un congreso comunista en Moscú cuando denuncia a Stalin por la violación de normas de liderazgo colectivo y por el culto a la personalidad orientada hacia él mismo.
Es desde el renacimiento que realmente aparecen estas reverencias pero se consolidan con mayor claridad en el siglo XIX, en forma inicial estaba dirigido a la genialidad de los artistas. Pinturas, retratos o esculturas de manos y rostros de los mas destacados artistas de diferentes épocas aparecen y son objeto de veneración.
En nuestra era el culto a la personalidad está globalizado, existen iconos de todo orden y tipo, algunos se mantienen "en el pico de la popularidad" (como el estribillo del Dr. Sarava) incluso después que mueren mientras otros aparecen y se esfuman con la rapidez de un click. Deportistas, intelectuales, artistas o políticos, ciudadanos comunes, periodistas o niños, todos estamos expuestos o en posibilidad de ser elevados a la categoría de iconos y ser el centro de atención del resto de mortales, algunos le llaman los quince minutos de fama que cualquiera puede alcanzar haciendo algo inusual o extraordinario.
Hoy que la globalización plantea un nuevo orden de cosas o valores, que el Internet aglutina millones personas de diferentes países en todo el planeta y que la televisión está enquistada en los hogares de todo el mundo, la determinación u orientación sobre nuevos iconos la tienen quienes manejan estos sistemas, individuos o seres en su mayoría construidos por el marketing o coyunturas circunstanciales rigen tendencias, costumbres o modas, intereses comerciales u otros de orden indefinido son los que impulsan o disuelven estos personajes mientras la humanidad muchas veces observa y participa sin comprender.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario