Recuerdos de sal

Revisando el sábado pasado la revista Somos del diario El Comercio encontré un articulo denominado recuerdos de sal, las añoranzas detalladas por el autor (Alvaro Rocha) me hizo retroceder hasta el año 1992 cuando viajé al club Med de Huatulco en México, rememorar ese viaje me impulso a repitir el mismo título aquí.
Buscando información actual me dí con la sorpresa que el establecimiento mencionado fue cerrado por la cadena de Resorts Med junto a cuatro mas de un total de seis hoteles que ellos trabajaban en ese país (¿?).

Allá por Abril de 1992 viajé con mi esposa y una pareja de amigos al Club Mediterranee de Huatulco en México, fue nuestro postergado viaje de bodas y lo realizamos justo al cumplir el primer aniversario de matrimonio, una inolvidable semana en las hermosas y cristalinas playas mexicanas con el comodísimo servicio de todo incluido que ofrece la prestigiosa firma francesa de Resorts, fue un viaje espectacular que nos dejo plenamente satisfechos, agradecidos y con muchas, muchísimas ganas de repetirlo en cuanto sea posible.

Eran años difíciles para nuestra linea de bandera AeroPerú, personal mal pagado o con severos atrasos en sus remuneraciones que repercutía en una deficiente atención a los viajeros, aviones sin el adecuado mantenimiento y con notorias deficiencias en los aditamentos para confort de sus pasajeros, la empresa sin crédito para compra de combustibles en otros países que incluso obligó a realizar transbordo a otro avión en Panamá y una sorpresiva parada en Talara cuando regresábamos (para recargar combustible), amén de una huelga internacional de empleados de esa aerolinea que nos dejó varados por tres días en México DF. Aunque en esos años muchos preferían utilizar American Airlanes, y con justa razón, nuestro exagerado patrioterismo y terquedad nos impulsó a exponernos para viajar en AeroPerú, fue una tosca manera de conocer los problemas de la aerolínea nacional.

Fue en este magnifico viaje que conocimos al "Macho Rubén", joven mexicano recién casado en viaje de luna de miel, alto, de contextura atlética, amiguero, verso florido y comportamiento algo ostentoso; bigotes gruesos como frondosos y una actitud semejante al estereotipo que muchos asumimos del machote mexicano, ese que nos ofrecen las películas o programas de televisión. Para muestra un botón, su cocktail preferido se llamaba "Diablo", combinación en partes iguales de Brandy y Whisky servido en copa de Cognac (si mal no recuerdo), se enciende por algunos segundos para elevar la temperatura del licor, luego se cubre con la palma de la mano (para apagarlo) y se toma de un "guaracazo" (un solo trago), una verdadera bomba al cerebro. La bella Jasmine, su flamante esposa era una dulce y suave mujer que realmente era la antítesis de Ruben, mientras él era funcionario de aduana en la frontera de Tijuana, con dos nacionalidades, algunas historias escabrosas, tosco y vulgar pero con mucha simpatía, ella era una joven mujer, delgada, femenina y formal, de profesión abogada, trabajaba como fiscal en la localidad de Irapuato de donde es oriunda, su familia en esos años también ocupaba lugar destacado en esa ciudad, su padre era Juez y sus hermanos exitosos empresarios.

A raíz de la huelga de Aero Perú quedamos en el DF por tres días, oportuno momento para ubicar al "Macho Ruben" y comprometerlo a pasearnos por las cercanías de Irapuato, su nueva residencia de casado. Así lo hicimos, tras un viaje en bus durante toda la noche llegamos a su domicilio de madrugada, ya estaba Ruben esperandonos para iniciar un periplo de 24 horas por ciudades aledañas y la campiña de esa zona, Salamanca, Guanajuato, Queretaro como el mismo Irapuato entre otros lugares fueron conocidos en un viaje expreso muy ilustrativo como divertido, desde aquí y luego de muchísimos años un saludo a esta (ex) joven pareja que nos atendió tan bien por su tierra.

Como anécdota adicional puedo referir que el golpe de Fujimori (5 de Abril 1992) coincidió con nuestro viaje, como en los hoteles Med te desconectan de la vida diaria, recién nos enteramos del referido golpe cuando regresamos en avión hacia Mexico DF, unos cinco o seis días después.