(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

martes, 10 de junio de 2008

7 de Junio, Arica no se rinde

Texto facilitado por antiguo compañero escolar, detalla con suma emotividad los sucesos de la Batalla de Arica el 7 de Junio de 1880, la pluma del escritor peruano Danilo Sanchez León recoge con claridad el sentimiento de compatriotas que ofrendaron su vida defendiendo la patria.


7 DE JUNIO

¡ARICA
NO SE RINDE!
NI JAMÁS
SE OLVIDA

ARICA
ES ALTAR Y
BALUARTE MORAL

(Libreta de apuntes
de un soldado)

1. Yo lucho por ti, amor mío
Amor mío, pude haber tomado la ruta del norte y haberme refugiado en Arequipa para después encontrarme contigo.
Jamás pensé que pudiera haber algo más fuerte que tú como para haber caminado en sentido contrario adonde tú estabas y seguir tras de este llamado. ¿Cuál es? Defender la casa, la tierra, la moral que sostiene la vida. Y ya ves, heme aquí, con mis pies en el desierto que me llevan a Arica. La batalla del Alto de la Alianza fue una hecatombe, un holocausto, un martirio. Tacna en este momento en que te escribo en esta libreta está siendo atacada; se saquean establecimientos, se fusilan inocentes, se violan mujeres, se incendian casas y se destruye todo lo que aparente progreso. Han impuesto la ley que si uno de sus soldados es atacado degüellan a toda una población.

2. Por cariño hacia ti
y mis hijos
El ejército aliado de Perú y Bolivia ha sido prácticamente aniquilado. La guarnición de Arica está aislada e indefensa, bloqueada por mar y por tierra. En el alto mando que aún queda del ejército sólo Cáceres ha insistido en marchar y defender Arica. En el fragor de la batalla ha sido y es tu regazo, donde la vida nace amor mío, la visión que me acompaña siempre. Ahora es tu rostro el que va conmigo por todos estos confines. He cruzado el desierto. El ejército chileno se traslada a Arica por vía férrea y otros batallones avanzan bordeando los contrafuertes andinos para atacar Arica por el este. Cuando la vida vuelva a su normalidad ¿desaparecerá el fervor en que vivimos estas horas? Yo lucho por ti, amor. Y aunque parezca que los he abandonado, el cariño hacia ti y mis hijos me impone que yo esté aquí.

3. Ya luzco mi uniforme
de bayeta blanca
4 de junio. Arica es una ciudad hermosa convertida ahora en cuartel militar, en factoría, en casamata. Pero la vida en ella aún aflora bella y exquisita. Me he presentado al coronel Bolognesi. En algún momento creí reconocer en él al padre que perdí de niño. Me parece un hombre noble, valeroso y lleno de comprensión acerca de la vida, con raigambre y sentido muy hondo del honor. Me encanta pensar en él. En mi mente se ha quedado muy fuerte y muy querida su imagen. Me ha asignado al Batallón Artesanos de Tacna comandado por don Marcelino Varela y ya luzco mi uniforme de bayeta blanca. La cumbre del morro donde acampamos es una plaza natural de 10 mil metros de extensión y 260 de altura. Aquí se emplazan las piezas de artillería y en la pendiente se han hecho fosas y casamatas. Somos aproximadamente 1600 hombres repartidos en varios batallones.

4. La vida ya te premió
por el solo hecho de conocerlos
Bolognesi ha mandado volar la línea férrea y los terraplenes de la estación del Hospicio así como los puentes de El Molle y Chacalluta, para evitar así la movilización de tropas enemigas. Sus equipos de ingenieros los han reparado al instante. Es una maquinaria de guerra implacable, intencionalmente preparada, y nefasta. Hoy ha ocurrido una desgracia: El ingeniero Teodoro Elmore que conoce los planos y ha tendido las minas que rodean al morro y defienden Arica ha sido capturado por una patrulla chilena. La señal de que Elmore no confesó nada será que en las próximas horas será fusilado y su cadáver aparezca a la vera de un camino o arrojado al campo. No cabe otra lógica.
En esta hora crucial ¡qué suerte conocer a algunos hombres sublimes dentro de los sencillo, como Bolognesi! Basta mirarlos para sentir que la vida ya te premió por el solo hecho de conocerlos. Y ellos son tantos aquí. En verdad todos los que custodian el morro.


5. Aquí se defiende lo puro, lo moral,
lo que es el orden del universo
El ejército enemigo tiene hasta este momento seis mil hombres al pie y en los contornos del morro. Nosotros somos 1600 hombres que han tenido que dejar el arado, la garlopa, la tiza de pizarra, el cepillo, el hilo y la aguja porque allanaron su hogar, ¿cabe humillarte? Que dejaron todo porque abofetearon a sus seres queridos y en su propia casa, ¿cabe permanecer pasivos? Se levantaron porque vinieron a imponer cupos infames y hacer explosionar lo que habíamos construido con esmero ¿cabe ser indiferente? Amor mío, cuando crezcan nuestros hijos háblales que si no vuelvo ni estoy con ellos la razón es que su padre quiso que vivieran en un país con dignidad y eso lo conquistaremos hoy día. Y esa es la razón de esta partida. Ganaremos para siempre aquí el ser dignos. Porque se puede ganar una guerra pero también el oprobio.

6. Por amor a ti,
ahora no estoy a tu lado
Aquí en Arica defendemos no sólo una patria sino el sentido de ser hombres, la condición de la especie humana, del bien, la verdad, la justicia. Hemos sido invadidos y defendernos es un deber sacrosanto.
Por eso luchamos. Por eso Roque Saénz Peña deja su curul de diputado en Argentina y viene aquí a batirse como un hombre indignado. En Arica se defiende lo que hace que la vida merezca ser vivida. Pero ¿los otros? Los demás pueblos ¿ante lo siniestro contemplan impasibles? Por eso Alfonso Ugarte que es rico y podría estarse divirtiendo en cualquier lugar ameno, ha equipado y solventa el Batallón Iquique, y prefiere el fragor de la batalla. Hace unos días se ha batido como un león en Tarapacá; tiene heridas de bala, una en la frente y está aquí prefiriendo el sacrificio y la muerte antes que permitir el abuso y la afrenta. Por eso, por amor a ti, ahora no estoy a tu lado.

7. Seremos cadáveres
dentro de algunas horas
Bolognesi ha tenido un gesto muy lindo conmigo. Ha preguntado por mí, me ha venido a buscar y he caminado a su lado. Me confiesa que tengo un gran parecido con su hijo Enrique. (Enrique y Augusto, hijos de Francisco Bolognesi, también ofrendaron su vida en la defensa de Lima). Me ha pedido que sea su ayudante de campo. Hoy día, 5 de junio, se recibió al emisario chileno Juan de la Cruz Salvo pidiendo la rendición de la plaza en base a las siguientes razones:

1) Es imposible su defensa por la inmensa superioridad militar del ejército de Chile en fuerzas de tierra y mar.
2) El aislamiento total en que nos encontramos, que hace inminente la derrota.
3) Dicen saber todos nuestros emplazamientos, pertrechos y recursos.

8. Emblema de coraje
La rendición haría posible según el ejército chileno en dejar que todo el destacamento acantonado en este lugar se retire portando sólo armamento ligero, alejamiento que no sería hostilizado por sus tropas. ¿Creerlo? Bolognesi ha respondido que su decisión inquebrantable es luchar hasta quemar el último cartucho. Esta decisión ha sido consultada a la junta de jefes quienes la han ratificado unánimemente, sin excepción. Esto es grandioso, es colosal. Es supremo. Sólo Leónidas de Esparta en las Termópilas ha de ser comparable. Solo con la diferencia que aquellos estaban preparados para la guerra. En cambio nosotros somos maestros, agricultores, artesanos, hombres de paz. Bolognesi mismo es un anciano. Arica será emblema de coraje grandioso en la historia humana.


9. Ni un fósforo se puede encender
¡Arica no se rinde! Y esta decisión la hacemos nuestra los 1600 hombres de este pináculo.
¿Luego de este sacrificio podrá haber algún peruano indolente?
¿De aquí para adelante habrá algún maestro o estudiante mediocre?
Muchos de nosotros seremos cadáveres dentro de algunas horas. A partir de ahora ¿habrá alguien que sienta que no tiene razones para luchar? Vamos a morir por todo lo excelso, prístino y acrisolado que puede haber en la vida y en la eternidad de los tiempos. ¡Que eso sea lo que prevalezca en este momento en que no hay luz!
Ni un fósforo se puede encender por precaución en el morro.

10. Hoy día el resultado
para los defensores ha sido victorioso
Día 6 de junio. Cerca de la una de la tarde empezó el bombardeo. Los barcos de guerra Loa, Magallanes, Covadonga y Cochrane disparando desde el mar y la artillería chilena lo hace desde tierra. El resultado para los defensores del morro ha sido victorioso y cerramos la noche con aplausos. Se alcanzó a averiar a la Covadonga y se acalló una batería chilena con 4 cañones. Desde aquí diviso las humaradas. He acompañado al coronel Bolognesi a pasar revisión por cada trinchera. Ha saludado y agradecido por la jornada. De cada emplazamiento surgían vivas al Perú. ¡Qué honda vibración es este emblema: Perú! Insólito. Al anochecer el ing. Teodoro Elmore ha traído un nuevo mensaje del ejército de Chile pidiendo la rendición. Con este ya son tres. ¿Hace ahora de emisario chileno? Como correspondía Francisco Bolognesi lo ha tratado con desprecio. No lo recibió.


11. Se inicia el ataque
Día 7 de junio. Velamos al pie de los cañones. No dormimos. La noche es húmeda y fría. La neblina cubre los cerros y cala hasta el fondo de los huesos. Son las cuatro de la mañana y ha sonado la diana de zafarrancho de combate. Permanecemos de pie en los parapetos con el arma sujeta en nuestras manos y pegada a nuestro seno o a nuestras entrañas. A las cinco y quince del amanecer se pinta en el horizonte una línea negra que avanza. Chile inicia el ataque. Pronto hay fuego nutrido de fusilería.

12. Todos los que defendemos
somos hermanos
La artillería chilena de los cañones Krupp desata un bombardeo infernal e implacable. Son lanzadas oleadas de soldados chilenos. Los batallones Iquique y Tarapacá del Perú a paso de trote tratan de ganar la altura y son diezmados. Palmo a palmo son defendidas nuestras posiciones. Emerge como un titán Ramón Zavala y cae. Aquí ya no hay jefes ni subordinados, clases ni jerarquías, rangos ni grados. Todos somos hermanos que defienden, sin distingos ni diferencias de razas, ni de procedencias. Todo es síntesis gloriosa. Se escuchan explosiones que hacen retumbar la tierra. Estallan los polvorines peruanos. Me veo envuelto en una confrontación cuerpo a cuerpo, a balazo artero y bayoneta.


13. Lo tuyo, lo ajeno, lo contrario
La lucha es increíble. Son las ocho y quince de la mañana y todo sucumbe en contra nuestra. Estoy cerca de Bolognesi que sigue disparando revolver en mano. Una bala le atraviesa el cráneo y cae salpicando con su sangre la tierra y cubriéndola con su cuerpo. Todo el morro cubierto por su cuerpo. Estoy herido. Me he arrastrado hasta la pendiente donde podré arrojarme al abismo. Nunca fue tan hondo y vibrante ser peruano. Sentir lo propio y extraño; lo que es tuyo, lo ajeno y lo contrario.
- ¡Ríndase! ¡Ríndase!

14. La vida herida, ofendida, traicionada
Eso gritan a Alfonso Ugarte que ha recogido la bandera de soldados que la sostenían de a pie. Pica su caballo y se arroja por el acantilado hacia el mar, casi por encima mío que yazgo tendido.
¿Dónde está Dios? ¿Estamos solos en el universo?
Difícil ser bravo y valiente sabiendo que todo es adverso, que todo escasea y es incierto. ¡Y aún así hemos sido bravos y valientes! Veo y escucho el repaso de heridos con la bayoneta y corvo. He rodado ladera abajo. Inunda el olor y sabor a sangre, a pólvora, a catástrofe. De aliento, de respiración humana mezclada a polvo, a metal y aceite. De despojos ensangrentados, de pólvora quemada junto a la humedad salada del mar.


15. ¡Perú!, qué hondura y qué inmensidad
He caído desde un farallón hasta una saliente de roca. Me cuesta moverme. Me estoy muriendo. He podido deslizarme cayendo por el morro. Apenas me sostengo en una rendija de la roca con cara al mar. Tengo perforado el abdomen y una desgarradura honda de bayoneta a la altura del omóplato.
¡Arica!, que nunca el Perú te olvide. Amor mío, dile a nuestros hijos que su padre se inmoló en Arica. Que estuvo en Arica y lo asume como un privilegio. Desde aquí veo que el monitor Manco Cápac se hunde. Su tripulación flota en el agua y es ametrallada, Hay incendios por uno y otro lugar.
¡Perú!, qué hondura y qué inmensidad tiene tu nombre.

16. Las calles de Arica
están rojas de sangre
¡Hijos míos! Que estas líneas ojalá lleguen a ustedes: ¡Que por Arica siempre sean grandes los peruanos de toda condición! Les dejamos una patria alta y sublime. Desde aquí veo el fusilamiento de compatriotas en las graderías del atrio de la iglesia. Ha sido con descarga de fusilería cuando se encontraban totalmente inermes. Entre sesenta u ochenta personas. La caballería enemiga por todo lado persigue heridos que atraviesan el campo y les dan muerte. Las calles de Arica están rojas de sangre, sangre explosionada, sangre quemada, sangre que florecerá algún día. No sé cuántas horas han pasado y sigo aquí convulsionando de frío y humedad y muerte. Veo caer delante mío los cadáveres de los soldados peruanos muertos y que los chilenos arrojan al mar con su uniforme de bayeta blanca ensangrentada. Son centenas que siguen cayendo delante de mis ojos. Que jamás se olvide.


17. Los ataúdes son llevados
en hombros por una escolta
Estos apuntes, amor mío, los escribo ya desde una posada en la ciudad. No sé qué día es, ni cuantos han pasado desde la batalla. Han sido 1,300 peruanos muertos en batalla, de un contingente de 1,600. Casi todos los jefes y oficiales han caído: Inclán, O'Donovan, Arias, Blondel, Zavala, Nacarino, Moore. Me cuentan que el cadáver de Alfonso Ugarte fue rescatado de entre las olas donde bajaron a buscarlo los propios chilenos por la recompensa de mil pesos de oro que ofreció su madre. Hoy día salgo para Lima. Por mediación del gobierno de Brasil se esperaba para principios del mes de julio el ingreso a Arica el vapor "Limeña", a fin de recoger a heridos peruanos.

18.Todos aquí fueron héroes
Hoy por fin ha llegado. Soy uno de los más graves. También en ese buque serán transportados los féretros que contienen los restos de Francisco Bolognesi y Juan Guillermo Moore. Sus cuerpos han sido exhumados de sus tumbas en la iglesia de San Marcos. El ejército chileno antes de entregarlos realiza una ceremonia que incluye una misa celebrada por el párroco José Diego Chávez. Mientras se cumple la ceremonia la camilla en que me trasladan ha quedado detenida a un lado. A su paso hay una formación de honor de tropas chilenas con uniforme de parada. Los ataúdes son llevados en hombros por una escolta de ese país y luego entregada a una escolta peruana. Hasta a ellos no les cabe duda de que son héroes. Todos aquí fueron héroes.


19. ¡Viva el Perú!
¡Oh padre! ¡Oh don Francisco Bolognesi! Padre mío que volví a encontrar en esta vida. ¡Sé que no se debe llorar! ¡Sé que no debo llorar por ti, padre mío! No lloré cuando vi de niño que se enterraba a mi abuelo querido. No lloré al ver caer al ejército en el Alto de la Alianza. Y luego saqueada y ardiendo a Tacna. ¡No se debe llorar! Pero al divisar su ataúd y avanzar por el muelle cargado ya por una guardia de honor de soldados peruanos y al ver a la multitud agolpada, primero silenciosa y después rugir:
- ¡Viva Bolognesi! ¡Viva el Perú!
Desafiando a la prohibición, a la bestialidad y a la muerte... Y al escuchar al poeta Federico Barreto enhiesto como un mástil en la tempestad, alzar su voz jugándose la vida. ¡Oh padre! lágrimas hirvientes, sin yo quererlo, surcan mi rostro...

20. Arica es un altar
y un baluarte moral
Día habrá, muy pronto, en que mis hijos pregunten quién fue su progenitor. Día habrá en que ellos y todos sientan un orgullo inextinguible en el alma. Ojalá que estas notas alcancen a llegar hasta sus manos. Pero más, ojalá que lleven a Arica siempre en el alma, porque eso los hará grandes. ¡Que sirva para ser mejores peruanos, siempre! Porque cada palmo de tierra la hemos defendimos con nuestra sangre y nuestros sueños, nuestra rabia y nuestra ternura, con ínclito amor. Aquí se ha regado sangre amorosa, sangre que defiende, sangre ferviente. Porque nunca se probó tanto una fe adorable en un altar como en Arica. Por eso Arica será siempre nuestra. Aquí ser Perú supera todo cálculo, toda lógica, toda racionalidad.Arica es un altar, un ara, un baluarte moral.
¡Arica no se rinde! ni jamás se olvida.


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