(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

miércoles, 22 de julio de 2009

"La papanuela"

El nombre pertenece a la década de los sesenta, en esos años Lima escasamente supera dos millones de habitantes, las primeras barriadas empiezan a surgir en la periferia de la ciudad y en gran medida nuestra sociedad es de tendencia conservadora, la mayoría mantiene usos y costumbres propios de la primera mitad del siglo veinte, la gran urbe que hoy compartimos o soportamos remotamente empieza a asomar. Santa Claus es un término extranjero que solo utiliza la firma Coca Cola en navidad cuando el obeso de vestido rojo se apoltrona en la casa Sears para saludar a los niños que acuden a conocerlo. Papa Noel es nuestro santo regalón y de él solo tenemos una individual imagen, no le acompaña aún la parafernalia que ahora nos atosiga cada navidad. En el barrio acostumbrábamos denominar papanuelazo a quienes ahora llaman nerds.

En alusión a la oración escrita al final del primer párrafo se le puso "La papanuela", el femenino género de su definición, excesivo peso en relación a su tamaño, la facilidad para escorar ante el embate del mar junto a su lerdo desplazamiento originaron tan singular nombre. Era una chalana de listones superpuestos, alrededor de cinco metros de eslora y cuatro filas de bancas transversales, propulsada por un motor fuera de borda Evinrude de 18 caballos fue fiel compañera de aventuras o desgracias durante nuestra adolescencia. Con ella varamos una oscura noche en la furiosa playa de Tomicalla en el serpentín de Pasamayo, quedamos al garete y sin remos yendo hacia la bahía de Chancay o fue utilizada como carpa (volteada sobre la arena) en campamentos; realizamos innumerables, diarios paseos a las islas de la bahía anconera y servía de cámara de tortura para circunstanciales amigos no habituados a salir a la mar; noble acompañante en continuas faenas de pesca y medio de traslado para visitar buques de la Marina de guerra que cada año anclaban en Ancón. Silenciosa camarada de numerosas imprudencias, audaces recorridos o insoportables mata perradas.

Hoy cuando recuerdo lo descrito y comparo esas vivencias con actos, hechos, costumbres o experiencias de los chicos de hoy no puedo mas que agradecer lo que me toco vivir, apreciar las ventajas o beneficios de quienes pudimos alternar con plena libertad y de manera cotidiana con seres de semejante actitud, aquilatar las experiencias de vida adquiridas que guardamos con apego, atesoramos con devoción, hábitos que un cuasi virtual mundo actual dificulta. Los actuales peligros de una vertiginosa sociedad junto a los adelantos tecnológicos estimulan el aislamiento, la constricción del individuo, el individualismo; fomenta el egoismo o hasta el anarquismo, una obligatoria introspección que en forma personal no creo favorezca, mas bien perjudica a esta nueva juventud del siglo XXI.

4 comentarios:

RBC dijo...

Carlos yo pienso que cada generación tiene su forma de vivirla, sentirla y valorarla.

Pueda que no concordemos o no entendamos muchas cosas de la época actual y si la comparamos con la que vivimos nosotros en su tiempo, pues encontraremos bastantes diferencias y contradicciones, pero también algunas similitudes.


Cada generacíón vive su propio tiempo...eso lo tengo claro.
Pero qué tiempos aquellos!

Abrazoss

Carlos Caillaux dijo...

RBC, el siglo XXI que recién empieza tiene características singulares que se han formado en los últimos 20 o 30 años, intensifica el culto a la personalidad, gira alrededor de la mediatización de la sociedad y los referentes de valores parecen trastocados. Como bien dices cada quien vive su momento, entre la época que te tocó vivir, la actual o la mía existen muchas similitudes pero también marcadas diferencias.

Salud

Ursula dijo...

De acuerdo contigo. Hoy se ve que los chicos pasan mas tiempo navegando en Internet o con videojuegos que compartiendo al aire libre con sus amigos que es más saludable.

Son distintas formas de vivir la niñez o adolescencia, sólo espero que cuando mi hija crezca pueda ser capaz de equilibrar ambas actividades.

Saludos

Carlos Caillaux dijo...

Hay mucho de cierto en lo que escribes, somos los padres (auchh) quienes debemos inculcar en los chicos como llegar a un adecuado equilibrio en sus actividades.

Salud.