(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

viernes, 7 de agosto de 2009

La danza del solitario

Al anochecer, cuando la oscuridad invade cada rincón la sombra que siempre acompaña nuestras actividades empieza a reflejar la figura, los años, la vivacidad o languidez que llevamos a cuestas; aquella estampa que en forma individual forjamos en el curso de la vida, con marcada candidez en la juventud y relativa firmeza después cumple marcados ciclos. La acumulación de vivencias o experiencias, lo que nos toca vivir, al final, permite entender con mayor facilidad el sendero que recién empezamos y aprendemos a recorrer, a discurrir en estricta soledad.

Conforme avanzan los años se multiplica, amplía o diversifica nuestro particular punto de vista respecto a un tema o función; sobre diversos proyectos, ideas y actitudes; decisiones o imprevistos, en pocas palabras en relación a todo lo vinculado con la vida misma. Se puede enfocar cada asunto desde diferentes perspectivas y encontrar el fundamento cronológico de acuerdo a una determinada edad o simplemente ligar el mismo a una solución pragmatica; refrendarlo con valores personales o por una sombría e íntima conveniencia. Hay muchas aristas y todas tienen o pueden encontrar el sustento necesario, suficiente para escoger y resolver a favor de cualquier postura. Por cual optar, que decidir, hacia donde enrumbar, que hacer.

La soledad y vejez van de la mano, se entreveran y retro alimentan; con marcado escrúpulo la novedosa amalgama se adueña del ser, rige sus pasiones o reflexiones y lo que es mejor (o peor) decreta una flamante identidad. La danza del solitario empieza y termina cada vez, la contradicción no es un freno, tampoco genera temor, mas bien sirve para desconectarse de terceros y afirmar convicciones. Precisamente, explotar, hacer crecer o cultivar esta nueva condición, faceta, estreno o debut, es de pronóstico favorable.


10 comentarios:

Susana Peiró dijo...

¿Estamos solos en la vejez Carlos?
¿La soledad y la vejez se alimentan mutuamente?

Si así fuera, no me parece bueno. Hay una carga de conocimientos y experiencia que es necesario compartir. La sociedad actual privilegia juventud y aisla nuestros mayores, mal síntoma.

Estimado Amigo: mis disculpas por tardar en pasar. (Hace un buen rato que estoy complicada con los tiempos)

Me alegró encontrarte en mi espacio! Muchas Gracias por acompañarme y por este artículo, que deja un plus para reflexionar.

Un abrazo!

Mi Alter - Ego Super Espiritual dijo...

Algo queda por decir... palabras sabias, personas que decir que amamos y otras delicateces.

que estes muy bien ,un abrazo.

Au revoir.

RBC dijo...

A veces es bueno aprender a bailar en solitario; destinar un tiempo a nuestro autoconocimiento, reflexionar, afirmar conceptos o aceptar también que no siempre tiene que ser como pensamos. La soledad y la vejez no tienen por qué ser discordantes, tampoco creo que es para tenerle miedo, porque hay soledades sin estar solo o todo lo contrario.

Abrazoss

Carlos Caillaux dijo...

Susana, a pesar de vivir en familia y contar con el gratificante amor como compañía de esposa e hijos es decir una familia constituida, el individuo con 60 o mas (en este caso yo) siente una tangible merma en su vigor, un nuevo metabolismo irrumpe y genera nuevas condiciones o costumbres; una menor receptividad con el alcohol o periodos mas prolongados por el interés sexual son dos particulares ejemplos tomados al azar. Estos cambios promueven introspección, incita a reflexiónar sobre uno mismo en el presente y proyectarnos en el tiempo, en mi caso todo esto induce u orienta hacia la soledad; ojo, no debemos temerle, tiene también muchos atributos. Y si, pienso que la soledad y vejez van de la mano, se fusionan.

Ninguna disculpa amiga, me honra tu visita y seña.

Saludos.

Carlos Caillaux dijo...

Diego, siempre hay algo mas por decir o aprender; corregir y hasta rectificar.

salud.

Carlos Caillaux dijo...

RBC, me sumo, refrendo tus pensamientos; "hay soledades sin estar solo o todo lo contrario" muy cierto.

saludos.

jenelvi dijo...

No siempre la soledad acompaña a la vejez..no es lo mismo vivir solo (a)que ser un solitario(a)

Carlos Caillaux dijo...

Jenelvi, estoy de acuerdo contigo, me refiero a la soledad como opción voluntaria; en la vejez se aproxima con mayor enfasis por razones propias de la edad, costumbres, voluntad o entorno.

Salud.

Susana Peiró dijo...

Estimado Amigo:

Muchas Gracias por tu respuesta, y sin dudas, la soledad tiene también sus encantos.

Vengo con mis disculpas a cuestas para Vos. Involuntariamente omití (a veces las corridas de tiempo me juegan malas pasadas)responderte adecuadamente en mi blog, y quiero agradecerte el excelente enlace de Alberto Vargas que me dejaras.
Lo disfruté mucho!

Nuevamente mis sinceras disculpas y por supuesto, Agradecimiento por acompañarme con tanta buena onda en las publicaciones.

Un abrazo!

Carlos Caillaux dijo...

Susana, no me sonroje; siempre es bueno vivir en buena onda y tu lo plasmas con creces en (todas) tus letras.

Un sincero abrazo de amistad y agradecimiento por los aportes que realizas en mi blog.

Salud