(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

lunes, 9 de mayo de 2011

Beatlemanía

La presencia de Paul McCartney en Lima produce en toda la ciudad una inusitada explosión de fervor hacia Los Beatles, este es mi modesto testimonio de la relación que guardo con ellos. El primer contacto que tuve con los cuatro de Liverpool fue deslumbrador y hasta la fecha es uno de esos pocos recuerdos que se mantiene presente, que persiste a través del tiempo y revivo con nostalgia de vez en cuando. La afinidad, identidad de los jovenes en todo el mundo (occidental) con la música y actitud de Los Beatles fue la primera manifestación de sinonimia que pude sentir, que de forma concreta y vital me vínculó a todos los muchachos de mi generación; quizá sin advertirlo esta banda nos regalo el despertar de una forma diferente de pensar, de actuar... de ser.

Era mediados de febrero en 1964, la pubertad afloraba por cada poro de mi delgada anatomía estimulando los primeros arrebatos de una añorada adolescencia. En el Chevrolet 62 de mi padre veníamos de Ancón hacia Lima, recién saliendo, a la altura del ingreso al balneario de Santa Rosa prendo la radio y busco "1160", era la estación favorita de la juventud por sus novedades y programación, justo al colocar el dial en esa frecuencia se escuchan las primeras estrofas de She loves you, nunca había escuchado nada de Los Beatles y solo tenía referencias verbales de amigos en la playa, casi emocionado comenté con mi padre que esa debía ser la canción de la banda inglesa que estaba sonando con fuerza en la radio, él miró con total indiferencia hacia el metálico tablero frontal e inmutable siguió manejando. De inmediato me identifiqué con el sonido de esa banda y sellé un vínculo de empatía que antes jamas había sentido.

Si She loves you fue un exito sin precedentes tras ella aparece Love me do logrando la misma o hasta mayor aceptación, a partir de ahí y por varios años nadie pudo igualar sus éxitos, eran dueños de los primeros ocho o diez lugares de los ranking radiales y cada nueva canción superaba la anterior, cuatro cinco o seis temas de ellos siempre ocupaban los primeros lugares. Fueron años de total beatlemanía que poco a poco también incluyó a los mayores.

Queda en nuestro recuerdo la alegría y satisfacción de haber sido testigos directos, protagonistas de su carrera musical y desde nuestra modesta posición personal gestores de los cambios hacia una visión distinta del mundo, con libertades y derechos para la juventud que hoy parecen corrientes o comunes pero que en nuestra niñez no existían; alguien puede concebir que hoy a un niño de inicial se le obligue asistir a clases con saco, corbata y camisa almidonada o que el comportamiento autoritario de los mayores en la familia o colegio fuera normal y respaldado por las autoridades. Bastante han cambiado las cosas, verdad.


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