(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

sábado, 26 de noviembre de 2011

El agua o el oro; ¿"Trucho" gobierno de izquierda?

El excesivo afán de lucro; la preponderancia del capital; el poder del dinero; la depreciación (léase desprecio) de los derechos del ciudadano y su valor como individuo parecen ser imprescindibles fundamentos que impone el sistema neo liberal que ahora rige en nuestro país.

En la capital y principales ciudades en provincias la población económicamente activa adquiere una preocupante tendencia al consumismo bajo influencia de tendencias o costumbres importadas desde otras sociedades. La predisposición y apego a este novedoso fenómeno cultural es propiciado por empresarios inmersos en esta ambiciosa pero necesaria vorágine de crecimiento y supervivencia bajo el fomento como soporte de la clase política nacional. 
 
A pesar que ya en sociedades de otras latitudes se empieza a rechazar este sistema por su iniquidad y excesos aquí hemos iniciado este impreciso rumbo que por lo hoy observado en países del primer mundo nos augura un pésimo pronostico.

Una vez más el flamante gobierno que recién estrena su gestión encuentra al país entrampado en medio de una galopante informalidad; ausencia del estado en importantes espacios geográficos de la nación; una manipulada e inculta sociedad y como para rematar, el ganado membrete de ser una administración bisoña e imprecisa (aún) con su destino. 

Sin los medios legales para corregir contratos de supuesta cuestionabilidad con la gran empresa de la minería están atados para efectuar las reformas ofrecidas (prometidas). El nuevo mandato deambula entre los extremos que radicales y empresarios intentan aplicar, cada uno utilizando los argumentos a su alcance aprovechando la indecisión y falta de convicción mostrada por el presidente y sus allegados. 

En la disyuntiva de patear el tablero y romper contratos de envergadura con las empresas mineras soportando el lógico descenlace de caer en desgracia financiera como legal  y atender así las demandas de pueblos manipulados politicamente pero con argumentos validos por experiencias precedentes  los encargados de palacio parecen preferir esconderse bajo la mesa esperando que amengue el terremoto político.

A pesar de no votar en las elecciones pasadas por el presidente en el gobierno y con la certeza que la contrincante hubiera mostrado mejor sus dientes ante la adversidad guardo las mejores intenciones para que se puedan superar los actuales problemas y mirar el futuro unidos, en son de paz.

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2 comentarios:

markín dijo...

qué difícil se vuelve tener una opinión respecto de algo que se cubre en niebla, que al ver algo sientes puntas, de esas punzantes, ... y no quieres ver.

casi 150 años atrás: "donde se pone el dedo, salta la pus"; así que mejor no tocar nada?. Con temor, hay que hacerlo. Ojalá para bien.

Carlos Caillaux dijo...

El difícil rol de quienes asumen responsabilidades de carácter nacional debe contar con una visión objetiva de quienes desde fuera les califican. Hoy el conflicto aún no es resuelto y veo que prima el tema político, pasan los días y no percibo que los interlocutores a cargo (de ambas partes) logren convencer con suficiente claridad.

Intuyo que la falta de gente calificada, instituciones e institucionalidad en organismos del estado facilitan la incertidumbre