(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

martes, 10 de enero de 2012

Por lo que soy, no que doy

Cada nuevo año el trajinado cuerpo que acompaña y alberga mis éxitos o decepciones recibe con ligero desdén otro onomástico, aunque parezca irrelevante la coincidencia con el júbilo general por el nuevo ciclo orbital más la propia idiosincracia ayudan amenguar el ánimo de celebración.

En nuestra compleja existencia vamos trazando y cumpliendo sucesivos objetivos, los éxitos acumulados forman parte de la estela que dejamos como marca individual sin embargo en otras oportunidades desagradables tropiezos o demoras postergan o hasta detienen por lapsos impredecibles las metas en proceso. Lo que en verdad buscamos tan solo es sobrevivir con satisfacción, dignidad y auto suficiencia dentro de la jungla urbana que nos toca compartir, dominar y conquistar.

Siento que el tiempo se acorta, que los meses y días pasan con inusitada rapidez y cada periodo parece tener menor duración, es que hemos perdido velocidad o la vida ahora lleva una dinámica que no alcanzamos a manejar con solvencia. Vemos crecer nuestros descendientes, formar sus propios clanes y asumir protagonismo dentro del medio donde se desenvuelven, en base a sus logros personales y evolución profesional adquieren independencia, afianzan su madurez, empiezan a dejar huella. Debemos pues arrimar, arrinconar nuestras propias espectativas, presencia e ilusiones hacia solitarios rincones de sobriedad dejando a la nueva generación sentir en sus manos el poder que adquieren con la experiencia que les brinda la vida misma. 

La nefasta consecuencia que genera la rotura de un vínculo familiar persiste en el tiempo y deja huellas imborrables. Nuestros defectos, los pesares acumulados por vivencias negativas a traves de sucesivos decenios forman la costra, el herpes que aflora en diversas circunstancias dejando así plena constancia de su perdurabilidad. A pesar que no todos comprenden o interpretan de similar forma el comportamiento de los miembros del nucleo consanguineo debemos estar conscientes que existen profundas grietas emocionales en cada uno, el universo del individuo es complejo y no vale juzgar ni calificar, es preferible dejar ser, engancharse con lo afirmativo y conceder reconocimiento.

En el ambito familiar sentirse valorado por lo que somos y no por lo que damos es vital, al principio no interesa ser incomprendido o desconocido, aunque tarde el juicio y sabiduria les llega, aparece. Algunas veces manifiestan su reconocimiento de manera pública mientras otras queda en estricto privado, eso si, siempre estará presente en la consciencia (o inconsciencia) de cada miembro. El ejemplo, la conducta o acciones personales tienen mayor peso, mejor efecto y destacada relevancia entre los nuestros, guia y define con singular precisión realmente quienes somos.

Las particulares habilidades, experiencia y conocimiento nos permiten cumplir propositos sin embargo debemos.también reconocer nuestras limitaciones intelectuales, las restricciones económicas o incapacidad física; la falta de emprendimiento o poca intuición; no importa si el fruto, la meta o finalidad tarda en llegar o nunca la gozamos, será vital perseverar para continuar la construcción familiar con el propósito de.siempre nutrir la progenie que intentamos forjar .

Por otro lado el aura de felicidad que irradia el alimento espiritual labrado y cosechado por el amor, esfuerzo y trabajo; entrega, generosidad y bonhominia que volcamos a terceros aparece en muchas ocasiones transformando o restaurando el maltrecho espíritu, blindando nuestra identidad como brindando el adecuado equilibrio que requiere finalmente nuestro ser.


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