
En su momento tuvo vital importancia, fue el elemento que origina el mayor impulso, la flama inicial que enciende con apoteosis nuestra novel relación y sirve para mantenerla en prospera dirección, con singular potencia; fue un periodo casi inacabable de puro amor y entrega total. Mientras estos valores perduran se constituyen como cimiento de nuestra unión, es la columna vertebral de nuestra relación e importante bastión para forjar la familia que hoy ya frisa sus bodas de plata.

Días de playa con grupos de amigos o estrictamente solos; románticas cenas e imprevistos paseos; jubilosas participaciónes en eventos musicales, íntimos momentos de reflexión y alegres reuniones con amistades fue el preambulo organizado adrede para inducir, incitar y excitar nuestras voluntades. De manera voluntaria fuimos postergando el momento del encuentro sexual para.alimentar nuestro libido, propiciar el deseo, encender la pasión, calentar el morbo y/o excitar nuestros cuerpos, la mente y propositos.

Que lejos, cuan distinto a los primeros años en pareja, hemos avanzado con invisible rudeza en edad apropiandonos de nuevos espacios dentro de la sociedad, percibimos mejor nuestro presente o lo que nos puede deparar el futuro. Nos conocemos mucho más, interactuamos con suma fluidez, podemos asumir con suma facilidad el nuevo metabolismo y los cambios hormonales como físicos de cada uno, entendemos también que la relación ha cambiado, madurado, se ha transformado haciendo prevalecer nuevamente las iniciales propuestas de acercamiento. La vida nos resulta ahora natural, concisa, relajada y previsible, casi formidable sin embargo también debemos aceptar que perdimos nuestra llamarada original.
Cuanto se ha estancado nuestro erotismo, la lujuria de años atrás, esa que nos mantuvo encendidos y hoy vemos postergada con resignada simplicidad; descuidada, excluida o relegada en algún rincón de nuestro ser esta la pasión inicial que ahora solo de vez en cuando encendemos pero con suma rapidez sofocamos. Con parsimonia, resignación, sin sobresalto aceptamos nuestro actual estado mientras seguimos adelante apoyandonos en los renovados méritos de pareja sin embargo hay preguntas que son válidas, que caen por su propio peso, que permiten constatar la imperfección del ser humano: ¿Existe una escondida frustración; aceptamos con sobriedad la inevitable perdida de virilidad; intentaremos recuperar vivencias o experiencias del pasado; repetiremos abandonados excesos; podremos manejar, superar tentaciones externas...? .
2 comentarios:
me encanto tu blog tienes cosas interesantes.
saludos
Gracias por tu visita y comentario espero leerte otra vez.
saludos.
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